La impactante confesión de Coca Mendoza a 10 años de La Granja Vip, el reality chileno más visto
A diez años de La Granja Vip, el reality chileno más visto de la historia -con un promedio de 32,1 puntos. En segundo lugar está Mundos Opuestos, con 26,2- Coca Mendoza cambia todo lo que se había dicho, y lo que él mismo había asegurado hasta hoy. En este entrevista con glamorama.latercera.com reconoce por primera vez que se dejó perder en la electrizante final frente al español Javier Estrada.
Coca Mendoza era un futbolista conocido. Pero ese lluvioso invierno de 2005, cuando se integró a La Granja Vip, se hizo súper conocido, famoso. Era el que tenía la fuerza y la actitud. El que se reía con Pamela Díaz. También el que se comió un plato de tallarines de una manera como si hubiese juntado hambre por varias semanas, una imagen que, a pesar suyo, quedó grabada para siempre –MIRE AQUÍ COMO EL COCA RECUERDA ESA DESFORTUNADA TOMA-. En este mes aniversario el Coca se sincera como nunca:
¿Cómo ve la experiencia a 10 años desde que se hizo?
“Ni siquiera me había acordado que iba a cumplir 10 años (ríe). Lo que pasa es que para mí fue una experiencia nueva. No me imaginé que los reality eran como lo que uno se entera después, lo que uno sabe.
“Yo pensaba que era una telerrealidad en la cual lo que se hacía, se mostraba. Al final de cuentas, vi que no. Pero esa primera experiencia me sirvió mucho para volver a la vigencia, para que las nuevas generaciones te conocieran, no en lo deportivo, sino que en otras facetas, donde uno es competitivo en todo orden de cosas y, sobre todo, en lo que era la competencia misma. Yo entré al reality por un tema de competencia”.
Llegó a la final y fue disputada ¿Qué conclusiones saca?
“Fue sumamente clara esa final. De hecho, perdí esa final y estuve súper mal. Más que haber perdido un campeonato en mi carrera futbolística, más que no haber salido campeón en Japón (con Colo Colo). De verdad, bastante mal, por el hecho de haber perdido”.
¿En qué sentido se sintió mal?
“Mal en el sentido de que cómo me pudo ganar el español. A eso me refiero. Competitivamente yo era claramente el mejor. Y estuve mal en el sentido de que yo pensé que todo era realmente como se mostraba, pero había mucha edición. Y me imaginé que en esa final iba a ser el más querido, por ser chileno.
“Pero cuando salí al Caupolicán dije ‘¿qué pasa?’. Era el más pifiado, odiado, todo el mundo quería que perdiera. Y eso no lo entendía, porque al final era un tema entre el chileno y el español ¿Cómo iban a preferir a un extranjero? En este caso a un español.
“Pero con el tiempo me di cuenta por qué era. Y eso me afectó. Y finalmente di la pelea por perdida. ‘Que gane este, y que gane y me da exactamente lo mismo’. Me arrepiento hasta el día de hoy de haber pensado así, sin haber cambiado el switch y haber dicho: ‘Lo voy a dejar en ridículo y le voy a sacar 10 vueltas’. Yo pensé al revés: ‘Aquí lo dejo ganar, y que gane’.
“No creo en los sicólogos, pero estuve a punto de a ir a ver uno. Ni para la Copa Libertadores me sentía así. Me sentía frustrado. Porque me di cuenta de todo lo que había pasado y como lo enfrenté. Pero vino mi revancha en 1810”.
¿Se sintió poco valorado?
“Claro. Yo pensé que por ser colocolino la gente me quería más; o por ser chileno y haber llegado a una final con un extranjero. No soy ni pienso mal del extranjero, pero en este reality eran un español y un chileno colocolino. Pensé que tenía a toda la hinchada de mi parte. Y uno se da cuenta que los reality los ve otro tipo de gente, no hinchas del fútbol”.
¿Lo dejó ganar?
“Sí. Y que aplaudan y chao».
Se dejó perder.
“¡Sí poh! Sentía que la gente, en vez que se pusiera contenta con que iba ganando, empezó a pifiarme mucho más, y dije ‘no’. Pero eso fue un error. No me pasó ni cuando fui futbolista profesional ni hasta ahora.
“Eso me deja un aprendizaje de que hay que luchar hasta el final y siempre hay que salir de ganador, hasta en las bolitas”.
Otro episodio es el de los tallarines.
“Hasta el día de hoy se acuerdan. Es que somos chilenos. No se van a acordar de lo bueno, sino de algo negativo. Y en este caso, lo negativo que pueden sacar de mí del reality es esto.
“Siempre conversamos y decimos que cómo ninguna marca de pastas se interesó con un comercial. Yo hubiera sido un éxito total (ríe). Pero por un lado es bueno, porque no me pueden decir volado, curao, o loco, ni nada. Solo ‘tallarines’. Y hasta el día de hoy se acuerdan de eso”.
Ya se lo toma con humor.
“Es que hay que tomárselo con humor. En el minuto me lo tomé grave. Pero ahora, chao. Ya pasó a la historia. Una raya más para la suma”.
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