Glamorama
Guido Vecchiola en una imagen tomada de la pantalla de Mentiras Verdaderas, La Red, en 2016.

La tragedia que marcó a Guido Vecchiola

Autor: Andrés Cantuarias / 3 noviembre, 2016

En 1992 un joven chileno con aires a Leonardo DiCrapio conmovía a través de un comercial de Carabineros que se hizo muy popular –VEA EL VIDEO AQUÍ-.

El era Guido Vecchiola. Entonces tenía 19 años. La historia que se contaba en el spot, era la de un chico que iba conduciendo feliz junto a sus amigos. Pero, debido a una imprudencia, terminaba protagonizando un accidente en el que mataba a otro joven. Finalmente, él lloraba mirando a la polola del fallecido, mientras un helicóptero de Carabineros despegaba a su lado. A más de dos décadas, el actor reveló el gran dolor que envolvió esa grabación.

En 2014 la figura de teleseries como Champaña o Soltera Otra Vez contó que el helicóptero que aparece en el famoso comercial tuvo un accidente durante la realización y fallecieron dos personas. Y ahora en Mentiras Verdaderas – VEA ACA EL VIDEO. MINUTO 34-, Vecchiola desclasificó la tragedia personal que cargaba al momento en que le ofrecieron realizar el spot dirigido por Silvio Caiozzi:

Ignacio Franzani: “El comienzo de tu carrera con un spot publicitario para una campaña de (prevención de) accidentes de tránsito, de Carabineros de Chile. Y que fue tremendamente marcador para toda una generación, en la cual me incluyo”

Guido Vecchiola: “Es un comercial al que yo le tengo mucho cariño. Fue difícil hacerlo, y cuando lo hice tampoco imaginé lo que iba a ocurrir después con él. Todo ocurrió de una forma muy extraña y muy casual. Cuando uno lo ve con el tiempo, uno dice ‘nada fue casual’. Cada evento se entrelazó, uno con el otro y llevaron a lo que ocurrió al final”

Franzani: “¿Este spot de cierta forma te cambió la vida?”

Vecchiola: “Cerró una etapa de mi vida. Sí, porque había tenido un accidente de auto un año antes donde fallece un compañero de curso mío. A pesar de que yo no había tomado… Nada me hace responsable, más que manejar y tener la imprudencia de no saber que, cuando se te revienta un neumático en un camino de tierra, lo que uno tiene que hacer es acelerar más que frenar. Pero instintivamente lo que uno tiende hacer cuando el auto se te descontrola es frenar. Es obvio que ocurre.

“El comercial me costó decidirlo porque para mi fue súper difícil enfrentarse a la muerte de alguien que uno le tiene mucho cariño, tu amigo, y además te sientes culpable de cierta manera. Es bien difícil de enfrentar. El comercial refleja muy bien eso. No solo es la vida de uno. Uno al manejar es responsable de las personas que lleva adentro del auto y de los demás. La culpa que uno puede sentir con algún error. En mi caso no fue voluntario, no había tomado, no fumaba, nada. Era un accidente. Era un camino muy difícil, era en Pan de Azúcar. Es difícil salir de la culpa.

«Fue muy loco porque me lo ofrecieron muchas veces. En esa época no era actor, era modelo. Me lo ofrecen y yo dije que no. Un día, acompañando a una amiga a un casting, la directora de casting me dice ‘entra, no pierdes nada’. Entré y me cuentan la historia. Me sientan en una banca, me ponen la cámara en frente y me relatan lo que ocurría. Yo tenía que manejar un auto, lo mismo que hice en el comercial. Veía un auto que venía en frente, me tiraba hacía afuera, atropellaba a alguien, yo me bajaba del auto y miraba a la novia. Eso me llevó a lo que me había pasado a mí. Era muy reciente y me desbordé.

«Cuando hice el casting, la directora termina y me dice ‘tú eres la persona que tiene que hacer esto’. Ahí entramos en una larga discusión. Me empecé a ver involucrado en esto. Entró Silvio Caiozzi y yo le decía ‘No quiero, no puedo. Yo tuve un accidente, tengo una mamá que sufrió mucho con lo que pasó. Tengo compañeros, tengo amigos. Es remover algo que quiero que baje’.

«Para mí la persona más importante era la mamá de mi compañero. Cuando ella viaja a Copiapó, me enfrento a ella. Yo estaba en silla de ruedas, era muy terrible. Entra y la veo. No la conocía. Nos miramos y fue muy fuerte la conexión, el momento que me tocaba vivir, la explicación que iba a dar yo. Ella fue una de las personas que me enseñó algo muy bonito. Me vio llorando muy mal y lo único que hizo fue abrazarme y me dijo: ‘Guido, esto le puede pasar a cualquiera. Tú podrías ser el que esté muerto hoy. Las cosas pasaron así. Dios sabe por qué hace las cosas’. Me consoló. Eso me habló de una mujer increíble.

“Le di muchas vueltas. Carabineros de Chile me volvió a llamar varias veces. Yo decía ‘no lo puedo hacer, no lo puedo hacer’. Hasta que dije ‘voy a llamar a la mamá’. Agarré el teléfono, la llamé, le expliqué y ella tuvo nuevamente otro gesto y dice ‘Guido, quién más que tú puede hacer este comercial, quién más que tú puede contar esta historia. Debes hacerlo’. Eso me liberó.

Franzani: “Este comercial entiendo estuvo súper cargado no solo por esta historia personal tuya, sino porque pasaron cosas muy raras en la filmación y tiene que ver con ese helicóptero en la toma final”

Vecchiola: “Fue un momento bien raro, bien extraño. Estábamos grabando la última toma. Todos queríamos subir al helicóptero, queríamos dar una vuelta. Nosotros empezamos a grabar, se eleva y ahí llaman por radio y le dicen al helicóptero que por favor vuelva, para repetir la toma. Estábamos ahí y el helicóptero pasa muy fuerte sobre la carretera donde estábamos camino a Santo Domingo. Lo único que uno alcanza a ver es una explosión en el cerro y una mancha roja en el cielo. Nos quedamos todos helados y paralizados. Explotó”

Franzani: “Explotó el helicóptero ¿a pito de qué?”

Vecchiola: “No lo sé. Iban dos personas”

Franzani: «¿Y fallecieron?”

Vecchiola: “Obviamente. Lamentablemente así fue”.