Glamorama
María Gracia Subercaseaux en una foto de su matrimonio con Waldemar Méndez que compare en su instagram @mjsubercaseaux

«Qué maravilla. Viviendo lo mejor de la vida adulta, con madurez, con seguridad, con amor, qué rico…»: los 50 años de María Gracia Subercaseaux

Autor: Equipo Glamorama / 5 septiembre, 2020

«Estoy en el mejor momento de mi vida. Porque me acabo de casar, mis hijos son grandes y yo encuentro que soy la más afortunada del mundo», contó María Gracia Subercaseaux hace un mes, en un contacto con la periodista Carolina Honorato en una transmisión en vivo a través de instagram.

La fotógrafa se refirió a la su extensa cuarentena, a su apoyo a las pymes a través de las redes sociales y a los viajes que ha realizado y que muestra en su canal YouTube lagraciadeviajar.

Al momento de esta conversación Subercaseaux estaba a semanas de cumplir las cinco décadas -su cumpleaños fue el 30 de agosto- y realizó un balance:

“Estoy como viviendo una segunda vida, es como que tuviera 25 y me estuviera recién casando (la fotógrafa se casó con el comentarista deportivo Waldemar Méndez a inicios de marzo de este año), pero con hijos grandes, la tarea hecha, la pega hecha.

“Yo me pasé 20 años entre pitos y flautas, con distintos pololeos y cosas, pero me demoré 20 años. Me separé a los 31 y me emparejé nuevamente a los 47, o sea, me demoré 16 años en emparejarme ya bien y decidir casarme.

“También cuando uno es más grande es un amor distinto, un amor mucho más calmo, es algo mucho más tranquilo. Uno no le pide tanto a la vida, le pide algo más sencillo, más un chalcito, una copa de vino, una buena película y listo.

“Mis hijos tienen 25 y 23, son enormes. Yo partí esta pega chica y doy gracias de tener ahora 49 y estar recién casada con hijos grandes. Yo encuentro que estoy como en un veranito de San Juan.

“Qué maravilla. Viviendo lo mejor de la vida adulta, con madurez, con seguridad, con amor, qué rico. Pero no sabía que me iba a pasar esto, yo pensé en un momento que me iba a quedar soltera por el resto de la vida, dije ‘bueno, qué más da’.

“Y tampoco era terrible, si a nadie le falta Dios, como decía mi abuela, uno igual tenía sus cosillas. Pero dije ‘bueno, me voy a quedar soltera y listo. Ya me casé, ya tuve hijos, ya me separé’. Y encontrarme con este medio hombre maravilloso, que es lo máximo”.