Glamorama
Eva Gómez en una imagen tomada de la pantallas de Podemos Hablar, en Chilevisión.

«Mi crisis, además de económica, una crisis personal… Del por qué no he podido reinventarme»: la cesantía de Eva Gómez en medio de la pandemia

Autor: C. F. R. / 12 junio, 2021

«No solo he tenido una situación económica difícil, sino que también de cabeza, anímica. Trabajo desde los trece años y no recuero haber estado parada nunca. En los últimos dos años he trabajado dos semanas, que fue en el canal vecino en un programa estelar y que lo cortaron justamente por la pandemia».

Así partió el relato de Eva Gómez sobre su situación laboral.

La periodista y animadora de 49 años fue una de las invitadas al último capítulo de Podemos Hablar exhibido por Chilevisión.

En el espacio de conversación conducido por Julián Elfenbein, Gómez se refirió al difícil período que lleva sin trabajo en las comunicaciones.

En diciembre de 2019 la ex anfitriona del Festival de Viña terminó su último contrato televisivo, en La Red, y en 2020 tuvo un breve regreso como jurado en Bailando por un Sueño, en Canal 13, que solo estuvo al aire durante unas semanas debido a la pandemia.

Estas fueron parte de sus palabras:

«Entonces mi crisis, además de económica, ha tenido que ver un montón con una crisis personal de sentir que tengo dudas de lo que hago, de cómo lo hago, de qué tan bien lo hice, de para dónde voy, del por qué no he podido reinventarme, que ha sido un duelo conmigo misma porque soy súper cabezona y trato de sacar las cosas a como de lugar. Y no lo he logrado hacer.

«Me he preguntado cómo puede ser que tengo un piano entero lleno de teclas y solamente toco dos teclas, que son las comunicaciones. Y después de mucha pelea y crisis conmigo, y viendo que los ahorros que me han acompañado porque siempre mis padres me enseñaron el valor del guardar, porque el que guarda siempre encuentra, decía mi papá, y gracias a eso llevo viviendo estos dos años. Pero además de eso he descubierto que no solo no sé si puedo tocar otra tecla, sino que no la quiero tocar.

«Lo mío son las comunicaciones, entonces hoy estoy dándole vueltas a cómo hacer cosas que tengan que ver con el bolsillo y con el alma.

«No pude tocar otra tecla. Por eso ha sido un cuestionamiento personal de que tan bruta, o tonta, o inepta soy. Porque no he logrado poder ver que el piano está completo, no se me ha ocurrido decir ‘voy a poner un centro de estética’. Porque para poner un centro de estética tendría que comerme los ahorros con los que comemos, con lo cual tampoco es una disposición de que tenga millones de millones y diga ‘voy a jugar con esto a ver si me resulta’.

«¡No se me ha ocurrido! Que es algo que me ha tenido muy bajoneada, porque nunca me he considerado una mujer tonta. Entonces decía ‘¡¿cómo puede ser que esto me esté ganando?!’. Y por supuesto que, como a todo Chile, problemas anímicos, angustia, crisis de existencia, de qué hago, para dónde voy, qué hago ahora.

«Pero lo que descubrí conmigo misma es que capaz que sí pudiera poner un centro de estética, siendo un poco kamikaze…

«En estos últimos meses empecé e descubrir que por qué voy a dejar las comunicaciones si a mí me gustan y siento que tengo un montón que aportar. Entonces empecé a dividir mi bolsillo y mi alma. Dije ‘estoy en una edad en que quiero hacer cosas que de verdad me nutran’. O sea si me sale mañana algo en la tele y que me gusta… Y que me gusta, porque hoy día no es cualquier cosa tampoco, por supuesto que lo haría muy fácil.

«Pero hoy estamos pasando por un momento de crisis tan importante, que hay programas que no se hacen y que yo podría ser panelista, ni siquiera conductora. Un programa donde agarremos los temas sociales, la crisis social, y que se pueda hablar y haya más feeling.

«Tengo ganas de meterme a hacer cosas en las comunas. Quiero aportar desde un montón de lados. Quiero hacer clases de Periodismo para niños de escasos recursos, quiero hacer talleres de empoderamiento femenino para las jefas de hogar. Pero me costó encontrarme porque desde los trece años que nunca había estado quiera.

«Tengo un departamento que lo estoy vendiendo. El día que me coma ese departamento, que lo hablé el otro día con los niños, voy a poner el departamento en venta y nos lo vamos a comer, porque eso va a pasar con el departamento».