«No se daban cuenta que nosotros éramos niños… Nos hacían pebre, nos decían ‘ándate para la casa, no sirves para nada’, y esas cosas se te van quedando», recuerda Daniela Castillo sobre Rojo, Fama contra Fama
«El primer programa todos llorando, porque nos decían cosas súper fuertes, eran mucho más para la tele y no se daban cuenta que nosotros éramos niños», recuerda Daniela Castillo sobre Rojo, Fama contra Fama, programa da talentos de TVN donde hizo conocida en 2002.
En un entrevista en el portal TiempoX la cantante relató sobre esa época:
“A medida que fue pasando el tiempo me fui encontrando con otros obstáculos, que eran las críticas, superarme a mí misma, mis propios miedos, eran muchas otras cosas, más allá de la televisión.
«Dentro de la televisión estábamos en una burbuja, que era una competencia, éramos todos chicos, nos cuidaban harto, nos retaban harto cuando hacíamos estupideces, que eso era bueno.
“Pero no teníamos contención emocional, no había sicólogos, había errores garrafales que se producían en ese minuto. Yo me acuerdo que el primer programa todos llorando porque nos decían cosas súper fuertes, eran mucho más para la tele y no se daban cuenta que nosotros éramos niños. Muchos con 18 o mayores de edad, pero éramos niños.
“No puedes comparar las generaciones de ahora con las generaciones de ese tiempo, éramos realmente niños, pollos. Entonces hubo muchos comentarios que nos hacían pebre, a muchos nos decían ‘ándate para la casa, no sirves para nada’, y esas cosas se te van quedando. Y nadie te prepara para después pararte de nuevo en el escenario frente a la misma persona que te dijo ‘tú no eres suficiente’.
“Muchas cosas muy duras. Faltó alguien que nos contuviera emocionalmente, un coach que te fuera guiando, ayudando. Faltó eso, porque las palabras duelen mucho y uno piensa que no.
«En ese tiempo dolía mucho porque tú llegabas como con todos tus sueños, ganas, ilusiones, y le estás depositando tu confianza y tu carrera a personas y jurados que tú decías ‘me van a criticar para crecer’, y muchas veces no era tan así.
“Nos hicimos muy buenos amigos, nos apañamos mucho. Ellos también se encargaron de que nos hiciéramos muy buenos amigos y después nos pusieron a competir y a eliminarnos. Entonces era muy fuerte. Pero se crearon lazos muy potentes. No hay ningún lugar donde te enseñen lo que nos enseñaron vivencialmente, día a día, experiencias, fue una escuela muy brígida.
“Estamos construyendo nuestras carreras. Por eso que los lazos que creamos, los que hoy día somos amigos, son tan fuertes. Porque vivimos cosas muy fuertes, muy potentes, vivimos éxitos y derrotas muy fuertes”.