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Julia Vial fotografiada por Glamorama en 2019.

«Fue el desastre, la gente estaba desatada, todos tan arriba de la pelota, que se nos fue de las manos…»: la boda de Julia Vial

Autor: Equipo Glamorama / 20 marzo, 2023

“Al final la cuestión se descuadró, yo me saqué el falso, mi cuñado corría con el falso del vestido, le había hecho un nudo, yo andaba con hawaianas, me tiraba arriba de la gente como en un recital», relata Julia Vial sobre su matrimonio con el crítico de cine Leopoldo Muñoz.

La periodista y rostro de La Red estuvo en Buenas Noches a Todos, donde relató todos percances que sorteó en su boda, hace más de un década, y cómo terminó la fiesta. Esta es la historia:

“El sacerdote que nos iba a casar se fue detenido, entonces nos quedamos sin cura… Lo que pasa es que yo soy la peor novia del planeta, porque me preocupé de la fiesta pero no del vestido ni nada. Y peleé con Polo por el coro, porque yo quería el charangueo y el otro quería la filarmónica.

“Llega el día antes del matrimonio y mi mamá me dice ‘¿y el ramo?’. ‘¿Qué ramo?’. ‘El ramo de la novia’. Obviamente no había hecho nada. Por suerte tengo amigas que son artistas impresionantes, las llamé y me dijeron ‘tranquila, mañana a las 12 yo te voy a dejar el ramo’. Salvé.

“Y mi mamá me dice ‘¿y el velo?’. ‘Ahí está’. ‘¿Y cómo se agarra el velo?’. ‘No se poh. No me dijeron en la tienda cómo se ponía la cuestión y no viene con instrucciones’.

«La cosa es que yo había contratado a una amiga para que me peinara y me maquillara, y me llama a las ocho de la mañana que estaba en una cura de sueño, que no me iba a poder atender. Pero que me había dejado a todo el staff, que no me preocupara, gente que yo no había visto en mi vida.

«Entonces mis amigas no encuentran nada mejor que llegar a la peluquería y salvar la situación con un cooler con piscolas, porque creían que si la novia se relajaba todo funcionaba.

“Me fui más relajada, con un tomate que olvídate, peinada así. Más encima había tomado harto sol, entonces era como una mosca en leche, patética. Llego a mi casa y estaba con unos cachirulos, bien maquillada, negra, con este vestido blanco. Le digo a mi mamá ‘me veo horrible. No me voy a poner este vestido’.

“Mi mamá ‘pero sí tú lo elegiste. Son las cuatro de la tarde, tu matrimonio es en tres horas más, te pones esta cuestión o vas con sábanas’. Entonces mi papá, que era viejo huaso, ‘tranquilos, yo soluciono esto’. Y me encierra en el baño con él y mi hermano con un taco de whisky. Y mi mamá en la puerta ‘¡la novia no puede llegar curada!’.

“Ya, nos vamos. Mi hermano se había conseguido un Mercedes de los años ’30 descapotable, bonito. Llegamos a la Iglesia, entramos y mi papá mientras caminaba me dice ‘todavía podemos correr. Arranquemos’. ‘Pero papá, si ya estamos acá, la gente ya nos vio entrar’. ‘Te digo nomás, que todavía podemos correr al auto’.

“El cura casó a ‘Julio’ con Leopoldo todo el rato. Todos muertos de la risa. De repente llega el minuto de las argollas, me miran a mí, ‘no las tengo’. Mi mamá tampoco, mi papá tampoco, y nadie tenía las argollas. Pasaron diez minutos, todos muertos de la risa. ‘Alguien que preste las argollas’, y mi mamá ‘ay, parece que acá yo las tenía’.

“Ya, listo, la ceremonia se acabó. Arroz en los ojos, porque más encima mi sobrino tirando con rabia el arroz. Nos subimos a este maravilloso auto de los años ’30, porque íbamos a pasar a ver a mi abuela, ella no pudo ir, y el auto se quedó en pana, la novia y el novio empujando.

“Llegamos a la fiesta, y después de tanto acontecimiento, llega el mozo y me dice ‘¿qué quiere comer?’. ‘Una piscola’. Y ya ahí fue el desastre, la gente estaba desatada, estaban todos tan arriba de la pelota y el ambiente era tan de jolgorio, que se nos fue de las manos.

“Al final la cuestión se descuadró, yo me saqué el falso, mi cuñado corría con el falso del vestido, le había hecho un nudo, yo andaba con hawaianas, me tiraba arriba de la gente como en un recital.

“De repente no me gustó la música y le dije al DJ ‘yo pongo la música’. Después llega un mozo y me dice ‘se acabó la Coca Cola’. ‘Al frente hay un servicentro, me consigo lucas, anda y las traes’, entonces los mozos estaban muertos de la risa”.