Reggaetón, champaña, motel, jacuzzi y un último mensaje de dolor y lamento: la madrugada de Naya Fácil que la hizo desaparecer de Instagram
«Me voy a dar hasta que me duela el cuerpo», advertía Naya Fácil a las 06.30 de la mañana de este jueves, mirándose al espejo de un baño del motel El Buda de Recoleta y alistándose para estar con el joven, bien joven, que la acompañaba. Tres horas o cuatro horas más tarde todo había cambiado.
De la alegría al dolor. Del goce al lamento. Cerca de las diez de la mañana de hoy la Embajadora de Viña y protagonista del próximo reality de Canal 13 aparecía por última vez en las stories de su Instagram con el maquillaje corrido y un tono lleno de tristeza.
Desde la pieza con decorados imitando el Egipto antiguo dijo que «fue todo, chiquillos, en serio, estoy chata. Comenzó lo que todos querían. Me hirieron… Yo ya estoy chata. Estoy chata de la gente. Gente cul…, no saben cuánto lastiman, en serio que sí. Chao mis facilines, donde la me lleve la vida”.
Todos los posteos de su cuenta fueron borrados y, hasta las 19 horas de este jueves, la mujer que acostumbra compartir mínimo unas 20 historias a diario en su red social, que documenta las 24 horas de su agenda, no publicaba nada.
LA NOCHE ES JOVEN…
Era de tarde cuando Nayadeth Neculhueque estaba tomándose un té en su casa y la llamó una amiga para invitarla a la disco. «Yo no quiero ir a la disco», afirmó. «Pero somos jóvenes. La vida es corta», cambió de idea a los dos segundos. Quería «distraerse», «pasarlo bien», «tomarse un copetito».
Siguiente escena: con una mini y peto blancos que le envió una pyme, perreaba en las disco La Facultad de Recoleta, brindaba, disfrutaba, era celebrada por el anfitrión en la pista de baile. Estaba en su salsa.
Estaba con una amiga y dos jovencitos y, a las 5AM, se dirigía de regreso a su casa. Pero no. Entraron al motel. Hicieron un tour exhibiendo las paredes con faraones y pirámides de material vinílico. Más risas, bromas, más champaña y tallas con los amigos. Uno se metió al jacuzzi. Naya lo grababa.
A las 06.30 seguía el ánimo alto y aumentaba la temperatura. Naya frente al espejo del baño, reclamando porque se había puesto labial rojo pero había olvidado llevar el gloss. «Una depresión que se me va comiendo hombres… Así es la vida, hay que comerse gente», reflexiona, lista para el encuentro amoroso con el joven.
Entre nueve y diez de la mañana vino el mensaje final. Otra se quejaba por la maldad de cierta gente y en Twitter surgían las versiones de que, por el canal de WhatsApp de la influencer, habían aparecido videos íntimos. Una teoría que, hasta las 19 horas de este jueves, la nueva figura de Canal 13 ni confirmaba ni desmentía.