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José Maza en una imagen tomada de la pantalla de Buenas Noches a Todos, en TVN.

«Mi madre desgraciadamente vivió 40 años sola en un departamento. Mi hermana buscó una residencia. Yo he ido a verla allá (a España). La última vez, ‘¿y quién es este señor…?'», relata José Maza

Autor: Equipo Glamorama / 20 octubre, 2022

«Es muy duro ver cómo va desapareciendo la persona que uno tanto quiere y que quisiera tener para siempre», expresa el profesor José Maza sobre su madre.

El astrónomo de 74 años, una voz respetada en el mundo científico, Premio Nacional de Ciencias Exactas en 1999 e invitado frecuente a programas televisivos, estuvo en el late de TVN Buenas Noches a Todos, conducido por Eduardo Fuentes.

En el espacio se refirió a su mamá, española, quien vivió en Chile con su marido y regresaron a su país:

Eduardo Fuentes: “Y su madre, 94 años, y está en España”

José Maza: “Mi madre tiene 19 años más que yo y está en España. A mis padres desgraciadamente no les fue muy bien en el golpe militar y mi padre dijo ‘yo prefiero volverme a España’. Mi madre no quería, pero finalmente mi padre era más terco y se fue, y mi madre lo siguió. Mi madre está en Barcelona hoy día”

Fuentes: “He conversado con usted en otras oportunidades sobre cuando va a ver su madre, que tiene una enfermedad que arrastra desde hace tiempo, ¿cómo es su relación hoy con su madre?”

Maza: “Mi madre desgraciadamente, ella enviudó en 1978 y vivió 40 años sola en un departamento en Tarragona. Pero la soledad la fue matando y llegó un momento en que ya no podía seguir viviendo sola. Ya empezó un poco a perder el rumbo de alguna manera, y finalmente mi hermana buscó una residencia para adultos mayores, que es muy buena.

“Yo he ido a verla allá a la residencia y está muy bien atendida. Pero yo ahí me doy cuenta, cuando la veo a ella, que la soledad es algo que… Los adultos mayores necesitan compañía, necesitan interacción. Y mi madre se cayó como en un hoyo y fue perdiendo todas sus relaciones en Tarragona y se fue quedando sola.

“Al final ella discutía ‘es que nadie me llama por teléfono’. ‘¿Pero tú los llamas?’. ‘No, es que ellos me tienen que llamar, ellos me tienen que venir a ver’. Ella se metió en un espiral y finalmente ya no pudo seguir ahí.

“Voy a verla, la última vez no sabía que yo iba a llegar, entonces de repente le dice a la mujer que la bajó al primer piso ‘¿y quién es este señor?’. Yo me quedé medio helado, pero ahí me acerqué, la tomé por las manos, porque ella está en silla de ruedas, tiene las rodillas muy complicadas.

“‘Mamá, soy yo’. ‘Ah ya’. Ahí, cuando escucho mi voz y me vio de cerca, se dio cuenta que sí era yo. Pero tiene la memoria muy frágil. Es muy duro ver cómo va desapareciendo la persona que uno tanto quiere y que quisiera tener para siempre. Pero bueno, la vida es eso”.