Comentario: Karen Doggenweiler recuperó su trono
La llegada de Doggenweiler a Mucho Gusto se nota. Marca la diferencia. Con tenidas de colores y un tazón en la mano, la animadora saluda con esa sonrisa, calidez y carisma que hace más de dos décadas le ganaron todos los títulos y premios de la pantalla chica.
La conductora crea un ambiente donde todo parece familiar. Es la dueña de casa que sabe escuchar a los invitados. Que los deja hablar y da el pase justo cuando es necesario. Expresa las preguntas que todos se hacen y aporta con datos de periodista que se maneja en todas las áreas y niveles.
Doggenweiler empatiza con los dolores, se enoja con las injusticias y echa la talla cuando la cosa se está poniendo color de hormiga y parece insalvable. Despliega el humor, rapidez, liviandad y chispeza que le han celebrado desde los gags del Pase Lo Que Pase del año 1999. Y eso que aún en el matinal de Mega no baila ni imita a Raffaella Carrá.
Siempre muestra buen ánimo, pareciera que todo lo ha visto en los sets de televisión y que el protagonismo no lo necesita porque lo tuvo tantas veces.
La echaron los guardias de la alfombra roja de la Gala del Festival de Viña cuando salió a reportear en terreno como en sus tiempos de practicante los preparativos del evento. Después la ningunearon en su paseo con Neme en por la alfombra y en la trasmisión apenas se pudo apreciar lo bien que le quedaba ese vestido Rubén Campos que se había puesto años atrás. Ni siquiera los entrevistaron.
El conductor se puso furia y Doggenweiler lo consoló con amor de mamá y paciencia ganada a punta de años de menosprecio de ejecutivos de canal de televisión. Porque así como lo fue con Felipe Camiroaga y con tantos otros, desde Martín Cárcamo a Mauricio Pinilla, es una partner de otro mundo.
A Neme lo escucha, apoya, solidariza, complementa y celebra como el soberano del Mucho Gusto que es. Lo deja que despliegue sus alas, puntos de vista, enojos, análisis, jeans con parches y poleras flúor a sus anchas. Lo potencia como ninguna.
El animador habla y Doggenweiler guarda silencio. No vuela una mosca. Todo en un espacio que sin esa dueña de casa, se sabe, no sería igual.
En lo que va de marzo Mucho Gusto le ha ganado cinco días al líder Contigo en la Mañana. A ver si esa química, mezcla de talento, profesionalismo y encanto, llega más lejos.
(Este es un comentario. Una crónica con opinión).
