Amaya Forch desclasificó la intimidad de su divorcio de Amaro Gómez-Pablos
Amaya Forch está tratando de salir delante de uno de los episodios más dolorosos de su vida: Su separación del periodista de TVN Amaro Gómez-Pablos. Anoche la actriz que se quedó con sus dos niñitas, de 8 y un año y dos meses, habló íntimamente por primera vez de la tormenta que vivió y que fue comentario de farándula durante semanas. Lo hizo en Más Vale Tarde, el late de Mega donde reflexionó y contó su proceso interno –MIRE AQUÍ EL VIDEO-. Este fue su testimonio:
“Me enamoré hasta las patas. Me bauticé para casarme. Después supe que uno puede casarse sin bautizarse. Pero uno tiene que hacerlo. Cuando amo, amo. ¡Ese sí que es titular! Cuando uno se enamora, se enamora rápido. O sea, cuando es amor de verdad no hay dudas. Yo siempre cuando me enamoro, me enamoro de verdad. El amor si no es de verdad, a concho y con tutti, no vale la pena. No muchas veces, pero me había enamorado antes. Sí, con él sí, quería hacer familia. Por supuesto. Uno lo sabe, uno lo siente.
“Pasa como todas las cosas que se terminan en la vida. Hay muchas felicidades y amores, hay muchas historias y muchas situaciones que se viven intensamente y llegan a un fin y se continúa la vida. No creo que la vida sea de una sola forma, vamos no evolucionando, porque no es que una cosa sea mejor que la otra, sino que se van abriendo nuevos caminos.
“Van ocurriendo nuevas escenas, historias, se van midiendo nuevas catarsis, nuevos aprendizajes, la vida tiene un ritmo, un camino que te va ayudando a aprender ciertas cosas. Uno tiene que aceptarla como viene, seguir adelante y tener la tranquilidad y la paciencia para aceptarla. El problema es que somos todos bastante ansiosos. Y siempre nos pasa que hacia atrás uno dice: ‘¡Ah, ahora entiendo! Por eso pasó esto, o por eso yo tuve que vivir esta situación’.
“Ahora estoy en proceso todavía. No soy una persona que me hago muchas preguntas, trato de vivir la realidad, porque ya soy suficientemente soñadora, vivo mucho en la ilusión, y entonces, trato, en general, de aterrizar hacia la realidad que se va viviendo día a día.
“Son procesos que todos vamos aprendiendo. Tenemos tanto estímulo y tanta presión social por cumplir ciertos roles, por generar ciertas cosas, por ser parte de ciertos grupos, que al final hay tanta presión externa e interna, que uno tampoco puede estar pensando qué es lo que me pasó, o lo que me está pasando.
“Lo que sí me impresiona mucho es que todos los clichés y lugares comunes se transforman en realidad. Es impresionante. Al final, a todos nos ha pasado lo mismo. Es increíble la gente que está en la misma situación. Siempre me he creído la chora de las pampas, mucho más rebelde, siempre tiene la actitud de pensar ‘yo no soy así’, pero al final a todos nos pasa lo mismo. Así es que el cliché que te mando ahora es: ‘piano-piano, día a día se va viviendo y solucionando los problemas’.
“Ese es un tema que no voy a entrar, porque tiene que ver con mis hijos y es más familiar nuestro. Todo lo que hago y haré en la vida es darle el chupete a mis hijos. Eso ha sido mi vida estos nueve años y va a ser siempre. Yo no voy a hacer nada ni voy a hablar de ellos, porque son sus procesos, mis procesos, nuestros procesos familiares y así ya estamos pasándonos para el otro lado”.