Glamorama
Sebastián Keitel en La Divina Comida. IMAGEN TOMADA DE PANTALLA / CHILEVISION

El trastorno obsesivo compulsivo de Sebastián Keitel

Autor: Cristián Farías Ravanal / 15 agosto, 2016

Sebastián Keitel se reveló como un buen cocinero, un conversador muy simpático y un excelente anfitrión en La Divina Comida. Además, en el programa de Chilevisión contó que «tengo un trastorno obesivo compulsivo en algunas cosas» –VIDEO. PARTE 2. MINUTO 16-. Nada terrible, sino que manías con el orden y similires que causaron bromas entre los comensales del espacio donde cuatro famosos deben organizar, cada uno, una cena en su hogar para el resto del grupo.

En esta ocasión los anfitriones fueron María Alberó, la modelo Renata Ruiz, el actor Rodrigo Muñoz y Keitel.

El atleta hizo un rico menú de espárragos envueltos en jamón serrano, una mechada con acompañamiento y una copa de frutos del bosque con yogur y miel. Pero ya cuando estaba armando el postre y tenía dispuestos las copas a medio llenar con frutillas y otros frutos rojos, las vació todas para empezar de nuevo. Luego explicó:

Rodrigo Muñoz: «Oye, pero tú eres un poco maniático con esta cuestión de la salud»

Sebastián Keitel: «Yo no sé si la palabra es maniático, pero sí trato de ser lo más ordenado en ese sentido. Y me gusta tratar de ser un ejemplo para mis niños y para la gente»

Muñoz: «También así como con las líneas… Porque tu casa es ¡súper ordenada!»

Keitel: «Porque yo soy súper…»

María Alberó: «¿Pero yo estoy viendo mal o ese cuadro está un poquito más alto que ese?» (Lo dice en broma y Sebastián se ríe y se tapa la cara con una servilleta).

Keitel: «¿Tú sabes que los pongo al ojo»

Alberó: «A ver, a ver…» (Se levanta para medir el cuadro)

Keitel: «No, si no está… Te apuesto a que no… ¿Sabí lo que tienes que hacer para eso? Bajas ahí, y baja inmediatamente a la altura del otro»

Alberó: «Ah»

Keitel: «No, pero en serio. Yo reconozco que tengo un trastorno obsesivo compulsivo en algunas cosas»

Alberó: «En el orden»

Keitel: «Sí. Ahora les voy a contar una cosa. Tras bambalinas estaba poniendo la fruta y puse dos frutos rojos seguidos y tuve que desarmarlo todo y poner de nuevo rojo, arándano, rojo»

Muñoz: «¡¿En serio?!»

Keitel: «Pero porque se me salió el rojo»

Ruiz: «¿Y esto te molesta? (Le muestra la copa con su postre todo revuelto)»

Keitel: «¡Guaaa! ¡Nooo!» (risas)

Muñoz: «Te quedó fantástico, pero esto de la línea a mí me llama la atención»

Keitel: «Hay partes de la casa en que no me siento para no ver las cosas chuecas»

Muñoz: «¡¿Cómo?! ¡¿A ver?!»

Keitel: «Yo no me siento donde estaba sentado allá, al principio. Porque veo el cuadro de al fondo chueco, y no es el cuadro, es la piana que tiene una patita un poquito más coja, entonces hace…»

Alberó: «Pero sácala»

Keitel: «¡No! ¡¿Sabes lo que me costó meter el piano?! O sea, el café. Yo hago el café en la mañana, del desayuno, a mi señora, y las tazas tienen que ser de un color determinado y tienen que ir en una posición donde estén apuntando con las orejas hacia mí»

Muñoz: «¡Pero qué agotador!»

Keitel: «¡Pero si no molesto a nadie! Yo ando calladito, no pasa nada»

Muñoz: «¿Pero no te cansas?»

Keitel: «Me canso en el sentido de… Y ahora ando con el tema del reloj. Que miro la hora cada diez minutos, pero la miro y no sé qué hora es… Es un toc… Pongo alarmas para ver cuánto me queda para dormir»

Todos: «¡No!»

Muñoz: «¡Cómo en el dolegio!»

Ruiz: «¡Mala onda para la señora! ¡Yo lo mato!»

Keitel: «A las cuatro de la mañana… Yo cacho que me tengo que levantar a las 5.45, entonces sé que me queda una hora y 45»

Muñoz: «O sea la pones a las cuatro y dices ‘qué rico, me queda una horita'»

Keitel: «Esa sensación la podemos vivir muy pocos. Eso hago. Pongo (la alarma) y digo ‘¡Ah, me queda una hora 40 para dormir!'»

Ruiz: «¡Me muero! «¡¿Y cómo puedes vivir con una familia?!»

Keitel: «Es que el orden en sí… A mi no me gusta, ponte tú, mi señora llega a la casa y deja la cartera arriba de la cama, pero sabe que no la puede dejar en mi lado. La tiene que dejar en el lado de ella. ¡Pero si es mi lado! Mi hermano antes de la enfermedad también tenía el tema igual a mí en muchas cosas. Es una cuestión genética. Yo soy mucho más grave (en cuanto a estas manías). Lo mío es un caso perdido».