«En Mekano me despidieron porque entré a estudiar Diseño… Me llamaron para decirme ‘chao, adiós’. Fue terrible. Me costeaba los estudios con esa plata», recuerda Yamna Lobos
“En Mekano estuve casi tres años. Después me despidieron. Me despidieron porque entré a estudiar Diseño. Entraba a las ocho de la mañana y salía como a las tres de la tarde. Y los ensayos partían a las cuatro y salíamos tarde, porque después nos quedábamos ensayando de nueve a diez de la noche».
Esto fue parte del relato de Yamna Lobos sobre su salida de Mekano, el programa juvenil donde participó en 2001, antes de entrar a Rojo, Fama Contra Fama.
Estas fueron las palabras de la bailarina de 39 años en una entrevista en el portal TiempoX:
“Llegaba a mi casa a hacer los trabajos de la universidad, que eran puras maquetas. Me iba casi zombi, a las tres, cuatro de la mañana, a la universidad, y con pijama. ¿Y qué me pasó? Que me empecé a quedar dormida en el programa. Estaba cansada.
“Y también no podía participar en las grabaciones que hacían extra al programa. Típico que iban al parque, o hacían muchas grabaciones, los móviles en la mañana, y no podía participar. Y fue como ‘ya, ponte las pilas, porque no estás rindiendo aquí’.
“Lo intenté. Me dieron una oportunidad, me pusieron tarjeta amarilla un día. Me llamaron a reunión y salí súper triste. ‘Voy a ver qué puedo hacer’, y no eran compatible las dos cosas. Y un día me llamaron para decirme ‘chao, adiós’.
“Fue terrible, porque salí súper triste de ahí, muy apenada. Además que yo me costeaba los estudios con esa plata, que me servía mucho. Decía ‘bueno, será’.
“Yo tenía que dar un examen, no me acuerdo si era a final de semestre, porque fue como junio, era invierno. Y con esa plata fui a cobrar mi cheque al banco que está al lado del Mega, el BancoEstado. Y con esa plata me iba a comprar los materiales. En ese tiempo, no sé, habrán sido unas 250 lucas, una cosa así, o 300, que para mí eran suficientes.
“Entonces me fui triste. Iba triste, pero dije ‘será, cosas de la vida’. Y fui al Homecenter que quedaba como en el paradero 14 de Vicuña, porque vivía en Vicuña, cerca, en el 7. Compré los materiales, todo, y al final eran casi como 200 lucas en puros materiales. Era mucho trabajo.
“Y voy a pagar y no tenía la plata. Me la habían robado la plata y el celular. Me abrieron la mochila. Como me fui tan triste, y con la cabeza en otro lado, no me di cuenta en qué momento fue que me sacaron la plata. Fue terrible. No pude comprar los materiales. Y no tenía plata, cómo llamar a mi casa para contar lo que me había pasado. Eran como las nueve de la noche.
“Y me tuve que ir caminando del 14 de Vicuña Mackenna al 7 de Vicuña. Llegué súper tarde, como las 11 de la noche. Mi mamá me ve y me dice ‘¿qué te pasó? Te estuve llamando todo el día. Llamé a los carabineros. Pensé que te había pasado algo. No sabía nada de ti’. Y le conté. Y fue súper triste.
“Y después de eso pude hablar con la profesora. Le conté lo que había pasado. Me dieron más tiempo para presentar mi examen, poder comprar los materiales. Tenía platita ahorrada. Fue un mal momento. Y después de eso dije ‘voy a terminar, enfocar en los estudios’.
“Y después de eso me llamaron para trabajar. Álvaro Salas tenía una productora. Y había una campaña de una marca de retail equis con la Karen Doggenweiler. Y me invitan a participar como bailarina. Era una gira por el sur y acepté. Y dije ‘voy a ver qué pasa con los estudios, si congelo, porque me gusta bailar’. Y empecé a reactivarme».