Glamorama
Benjamín Vicuña y su mamá, Isabel Luco, en Todo Por Ti, en una imagen enviada por Canal 13.

«Primero viene la negación, luego la aceptación, y luego vivir con eso. Y ahí mi mamá jugó un rol clave…», reflexiona Benjamín Vicuña sobre la partida de su hija Blanca

Autor: Equipo Glamorama / 29 noviembre, 2022

“Llega este momento doloroso para todos. Porque yo no estaba en Chile cuando me enteré de la partida de Blanquita y me puse a llorar a mares. No la conocía, pero te conocía a ti, conocí a Pampita, ustedes eran como nuestros, y Blanquita propia. Una niña tan chiquita, tan linda. Qué doloroso fue».

De esta manera Cecilia Bolocco abordó con Benjamín Vicuña la partida de su hija mayor, Blanca Vicuña Ardohaín, en 2012, a los seis años.

La animadora conversó con el actor de 44 años y su madre, Isabel Luco, en Todo por Ti, en Canal 13:

Cecilia Bolocco: “Me pregunto, porque mis padres perdieron a mi hermano, su hijo, de 24, en un accidente. No creo que haya algo más doloroso para un padre o una madre que perder un hijo, sobre todo en un accidente. ¿Cómo viviste el proceso? ¿Cómo fue para ti? Si es que pudieras relatarlo.

“No quiero invadirte y hacerte recordar algo que no quieres. Si quieres no me contestas. Pero para quienes han vivido o están viviendo el proceso tal vez tus palabras podrían ser…”

Benjamín Vicuña: “Sabes que justamente pasa lo siguiente: escuché tantas veces a amigos y cercanos, y no tan cercanos, público, que me habló de que esto en muchas vidas generó disparadores, conciencia del aquí, del ahora, del trato con los hijos.

“Quiero decir que no puedo desconocer que justamente nuestra historia y nuestra Blanca significó muchas cosas para muchas personas. A mí me lo dicen en Argentina, en Chile.

“Desde ese costado, yo también tengo alguna responsabilidad para contestar esto. Te podría decir perfectamente ‘de eso no hablo’, porque para mí es un lugar sagrado. Nunca lo he hecho ni voy a hablar, ni de detalles, ni cosas que tienen que ver con intimidades de una familia, y cómo se transitó ese momento.

“Pero sí te puedo decir que en estos diez años ha sido un viaje, como familia, de amor, donde la ausencia se transforma en presencia. Donde mi hija o mis hijos a veces se ponen celosos porque hay más fotos de Blanca que de ellos en mi casa. Y toma un lugar muy especial.

“No quiero dar líneas ni consejos, pero sí aprendes a encariñarte con esa figura que te acompaña siempre, como un ángel o una sombra o figura abstracta. Y hoy definitivamente es una de las razones por las que no le tengo miedo a la muerte. Es una de las razones por las que trabajo y me levanto en la mañana.

“No hay una cosa que no haga, o que tenga tremenda emoción, que no se la dedique a ella. Y de a poco, en estos diez años, he tratado de transmitir esto, por las redes sociales. Como lo hizo Leonor Varela, que hizo un libro para su hijo, es inevitable que te transformas en una especie de embajador de una situación o de un dolor.

“Y la gente te escribe por la misma situación. ‘Soy de Chillán y tengo un hijo y pasó…’ Y sientes que tienes una responsabilidad en contestarle y decirle…

“A mí, cuando me pasó esto, me acuerdo perfecto el primer día, que estaba en shock, y me acordé de Cristián Warnken y dije ‘si alguien lo conoce, que me lo traiga’. Y vino, él vino. Lo miré, un abrazo. Y le dije ‘dime que esto se puede, que este dolor me va a dejar respirar en algún momento’. Y me miró, muy inteligente y todo, y me dijo ‘se transforma, pero se puede’.

“Pero le costó. No me lo vendió como un ofertón. Pero me lo dijo de una forma súper responsable. Y fue un hilo de esperanza de que, en el fondo, la vida acomoda.

«Y que hoy estar hablando de esto, después de diez años, significa que, en mi caso empujado por mis otros hijos, empujado por la necesidad de salir adelante, no juzgo a personas que no pueden, o que se puedan enfermar sin retorno.

“Cuando tú me cuentas lo de tus padres, mira la locura, pero tengo una profunda compasión por las personas que pierden un hijo en un accidente.

“Hay cosas que no vamos a entender nunca. Pero una de las primeras fases del duelo es la aceptación. Cuesta. Primero viene la negación, luego la aceptación, y luego vivir con eso, si es que decides vivir, o si puedes vivir. Y ahí mi mamá jugó un rol clave, que fue acompañar desde su sabiduría”.