«Empiezo a encontrar su ropa en el suelo. Dije ‘quizás le hicieron algo…'»: cómo Gissella Gallardo le salvó la vida a niño autista de ocho años que se había perdido
“Sigo caminando, había como una zanja. No estaba. Recorría, veía los árboles, y empiezo a encontrar su ropa en el suelo. Dije ‘quizás le hicieron algo’, casi me muero», es parte del relato de Gissella Gallardo sobre cómo, en 2022, le salvó la vida a un niño autista de ocho años.
La periodista y ex esposa de Mauricio Pinilla estuvo en el programa de Chilevisión Podemos Hablar, donde contó la historia con «El Santi»:
«Aparece una abuelita al frente de mi casa llorando a mares que se le había perdido su nieto. El nieto es un niño autista de ocho años, no hablante. Los papás se habían ido el fin de semana para descansar y se lo habían dejado a ella con la cuidadora y con los hermanos del niño a cargo.
«El ‘Santi’ se metía a mi casa a veces. Empezamos a buscar en mi casa, a ayudar, a hablar con todo el condominio, porque no se podía desaparecer un niño.
“Salió todo el condominio a buscarlo, porque él solo se escondía en los matorrales, no se perdía más de media hora, una hora máximo. Aquí habían pasado como dos horas y media. Mi ex cuñada embarazada con una guata gigante daba vueltas por allá, yo por acá, todo el condominio buscándolo.
“No sé por qué se me vino a la cabeza, pero de repente le digo a mi sobrina ‘¿dónde hay un sitio eriazo?’. Y ella me dice ‘sí tía, hay uno con un container’. ‘Vamos’. Nos vamos para allá, un camino sin nada y de repente veo una reja al fondo y dije ‘quizás el Santi se pasó esa reja’. Mi sobrina se va, quedo yo sola, ella se fue a otro lado.
“Voy caminando, había hoyos, había un container, me subo, lo abro, a gritos. No había nada. Yo ya desesperada, habían pasado tres horas. De repente voy caminando y empiezo a escuchar como a un gatito, yo dije ‘aquí está el Santi. Tiene que estar en algún lado de acá’.
“Sigo caminando, había como una zanja. No estaba. Recorría, veía los árboles, y empiezo a encontrar su ropa en el suelo. Dije ‘quizás le hicieron algo’, casi me muero. Seguí y de repente encuentro un pozo con una nariz y una boca, morada la boca, y el niñito solo hacía (ruidos).
“Y yo así ‘¡está acá!’. Me desesperé mal, y decía ‘¿cómo lo saco?’. Estaba sola con él, lo tiraba de un brazo, lo tiraba del otro, se me resbalaba, porque era un pozo como con agua estancada. El estaba sin ropa, lo veía congelado, no tenía idea qué hacer. Pensaba ‘si me meto nos vamos a quedar los dos adentro, ¡¿qué cresta hago acá?!’.
“No sabía qué hacer. Y de repente veo una camioneta que va pasando con unos niños en el pick up, que también estaban buscándolo. Ahí le agarro las manitos, le digo ‘Santi, por favor no te sueltes’, se las entierro, porque ya de verdad no tenía fuerzas ni nada, y le digo ‘te voy a sacar de acá’.
“Me voy corriendo haciendo show, escándalo, gritando ‘¡por favor, acá está!’. Se acerca el señor. El lo tiraba de un lado, yo lo tiraba del otro. Pasaron como diez minutos hasta que lo pudimos sacar. Me saco el polar, el polerón, lo abrigo y después como que me caigo al piso.
“En ese momento no sentí que había salvado la vida de un niño. Al otro día en la mañana llegan los papás del niño, me regalaron esta pulserita para agradecerme, porque la mamá me dijo ‘tú eres un ángel’.
“Entonces yo le explicaba ‘yo creo que tu hijo me salvó a mí, porque la he estado pasando tan mal y es como esta luz que uno igual puede hacer algo bueno y algo lindo por una persona. Más por un niño. Yo como mamá te entiendo 100%’.
“Y me decía ‘es que yo ahora rezo en las noches ‘gracias Dios, gracias Virgen, gracias Gisse’. Me agradece y me dice que soy su ángel guardián y el de su hijo. Es heavy darse cuenta que uno con una cosa tan simple, como ayudar a buscar un niño perdido, terminé salvándole la vida, porque él un rato más se hubiese ahogado”.